lunes, 29 de junio de 2015

Cooperar - colaborar (Nivel Primario)

¿Qué sería de nosotros si cada uno de los órganos de nuestro cuerpo se desentendiera del resto, si pretendiese para sí todos los nutrientes que ingresan al organismo, si procurara su salud antes que cualquier cosa creyendo que ésta es posible aún si algún otro órgano (o varios, o todos) enferma?
Sencillamente no podríamos vivir. Si vivimos es porque a cada segundo esa maquinaria maravillosa que es el organismo humano … da una extraordinaria muestra de cooperación.
Distintos en tamaño, función y ubicación cada órgano hace lo suyo, no se interpone en la función de otros, no se apropia de las mismas, aporta lo que es necesario para la continuidad vital del cuerpo y toma lo que necesita de los otros para su propia funcionalidad.
Todos estos órganos tienen, además, un propósito común. Mantener la vida, la salud, el equilibrio del organismo. La armonía de ese trabajo demuestra algo innegable: no puede haber un órgano sano en un organismo enfermo.
Si, en consonancia con el cerebro, cada una de nuestras manos no actuara cooperativamente con la otra para la realización de innumerables tareas que van de lavarnos, hasta acariciar, desde recibir un objeto hasta entregarlo, desde vestirnos hasta aplaudir, nada de eso sería posible…
Sin el cerebro nuestras manos serían inútiles…

 (Resumen del Cap. “La vida cooperativa del Libro “LA VIDA PLENA” – Vivir con valores, vivir con sentido de Sergio Sinay – Ediciones B Argentina S.A. – 2010)

¿Cómo se puede explicar a un niño qué significa colaborar? La colaboración o cooperación es la tarea de ayudar y servir, de una manera desinteresada, a los demás. Para que los niños sean personas colaboradoras y cooperantes es necesario que desarrollemos en ellos un espíritu generoso, solidario y altruista.
Explicarles el texto anterior acorde a la edad de los chicos, tal vez los más pequeños pueden hacer alguna prueba con sus manitos, con sus ojitos (mirar cerca o lejos) etc.

Algunas ideas para conseguir que los niños colaboren:

1.- Considerando la edad y las capacidades de cada niño, es importante que cada uno de ellos coopere y colabore en las tareas del hogar. Los niños pueden ordenar los juguetes, hacer la cama, poner y retirar la mesa, etc.
2.- En el colegio también pueden practicar la colaboración. Pueden ayudar a los compañeros que tengan alguna dificultad para aprender, ayudar a su profesor a repartir material o a dar algún recado.
3.- Colaborar es responsabilidad de todos, también de los padres y educadores hacia los niños. Se enseña a colaborar colaborando con ellos en sus tareas, en su día a día, en el aprendizaje de un juego, en ayudarlos a vestirse, a comer, etc.
4.-Pueden colaborar, por ejemplo, en la preparación de su fiesta de cumpleaños, en la organización de la casa, etc. Por ejemplo en la preparación de una fiesta de cumpleaños, en la organización de la casa, etc.
5.- La cooperación se enseña a los niños con el ejemplo. Si los niños ven actitudes colaboradoras de sus padres hacia los demás, se sentirán motivados s practicarlas e imitarlas
6.- Hacer un favor a otra persona también es una forma de cooperar o colaborar.




¿De qué otra forma puede el/ella colaborar en la casa y en la escuela?

jueves, 18 de junio de 2015

Bullying: cuando padres y maestros miran para otro lado...

Los invitamos a leer, nos pareció importante compartirlo. Esperamos sus comentarios

Bullying: cuando padres y maestros miran para otro lado...

Debates: Bullying, ¿epidemia silenciosa?.Sara Zusman de Arbiser
El acoso escolar o bullying se define como cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico que se da entre los escolares de manera reiterada.   Este fenómeno ha estado presente desde siempre en las aulas y ha sido considerado un proceso normal dentro de la cultura del silencio. En un principio se consideraba sólo a la víctima y al victimario, luego pasaron a ser de gran importancia todos los  que participan en estos acontecimientos de acoso.
Están involucrados también  los espectadores o testigos que presencian los hechos: los compañeros que observan el acoso sin intervenir o sumándose a las burlas y los participantes indirectos como son el personal, autoridades del colegio, la familia y la sociedad entera con ojos ciegos y oídos sordos a estas prácticas abusivas. En el pasado, cuando los niños solían denunciar ser hostigados en el colegio, podíamos reconocer ciertas características comunes de los chicos que sufrían estos maltratos: niños tímidos, estudiosos, con inhibiciones para el deporte o  para participar en muchos juegos. En la actualidad nos preocupa que ya no se trata solamente de chicos débiles los que son maltratados. Le puede pasar a cualquier niño o adolescente en esta sociedad donde las instituciones que están destinadas a proteger a los menores, como la familia y la escuela, se han debilitado ostensiblemente y presentan grandes vacíos en sus funciones.
En los episodios de violencia escolar encontramos al par hostigado-hostigador, así como el público presente: los otros niños que se identifican con el violento y gozan su sadismo a través de él o pueden sentirse con miedo a que si no festejan estas agresiones puedan ser los próximos elegidos para ser las víctimas. Estas actuaciones hostiles son hechas cuando no hay adultos presentes.  Las autoridades y maestros miran para otro lado.  Con la excusa de que se trata de juegos sin consecuencias, los jóvenes cometen actos violentos que pueden llegar a ser delictivos. No se trata de simples bromas entre adolescentes, aunque en muchos casos los padres o responsables no sólo los eximen de responsabilidades, sino que los animan a repetirlos con su silencio u omisión. Otros padres usan la fuerza para castigar o coaccionar sin darse cuenta de que, independientemente de la intensidad del castigo físico, al pegarle a un chico se le enseña que la violencia es una forma legítima de resolver los problemas.
Los factores que desencadenan la violencia  son varios y complejos, desde la pérdida de la autoridad paterna y la dificultad en el diálogo padres/hijos.  Una gran parte del problema se origina dentro del ámbito familiar. Con el bullying ocurre lo mismo que con la violencia doméstica, tanto la de los padres con los niños como con la conyugal, la ley ¡finalmente! interviene cuando la  agresión fue desmedida: niños y mujeres muertos o gravemente lastimados, en los casos de violencia doméstica. De la misma manera,  algunos casos extremos  de violencia escolar salen a la luz cuando se produjeron muertes: niños que se suicidan porque no pueden soportarlo y otros que frente al acoso pueden reaccionar violentamente matando a sus compañeros como ocurrió en una escuela de Carmen de Patagones.
En ambas situaciones: la de la violencia doméstica así como con el bullying reconocemos que el psicoanálisis solo puede dar el primer paso: ayudar a poner en palabras hechos que se mantenían silenciados por miedo o por vergüenza, pero necesita la colaboración e interacción de la ley con la familia  y las instituciones escolares para poder accionar y ayudar a los dos participantes: a la víctima y al agresor. Los casos de adolescentes agresores o agredidos suelen  llegan a los consultorios cuando el problema ya está instalado y las consecuencias son graves. En muchos casos prefieren negar el problema o minimizan la gravedad de lo sucedido. La búsqueda de ayuda profesional es muy importante para que las consecuencias se minimicen.
Sara Zusman de Arbiser es médica psicoanalista, especialista en niños, adolescentes y familias (APA).

jueves, 11 de junio de 2015

Cierre trabajo sobre Límites y Penitencia

Estimadas familias: con el siguiente texto cerramos el trabajo anterior -

“Transgresión-penitencia”

En esta etapa, aunque no siempre lo haga, el niño tiende a transgredir para verificar que había un límite y a los tutores corresponde efectivizar las consecuencias mediante la situación de penitencia. Esta debe ser simplemente una “quita de privilegios”, en general cosas leves, ya que lo que cuenta es su valor simbólico (quedarse sin postre, sin TV, sin juguetes y cosas así) nunca un golpe, grito, insulto, sarcasmo ni demás actitudes hirientes. Además debe guardar relación con la madurez del niño (no aplicar penitencias cuando no pueden comprenderlas).

Por otro lado, quiero dejar bien en claro que sólo habrá transgresión si hubo previamente transmisión del límite. Si, por ejemplo, nunca le explicaste que no debe sumergir tu teléfono móvil en la bañera y el niño lo hace, no podrás ponerlo en penitencia ni retarlo puesto que él no sabía que no debía hacerlo; no transgredió ningún límite, sólo cometió un error.

Ahora  bien, si ya le explicaste y advertiste las consecuencias de no respetar el límite y él a sabiendas de ello lo transgrede, has de aplicar la penitencia.

En primer lugar, ha de ser breve, es decir, que dure poco tiempo. No sirve si desde tu enojo le decís, por ejemplo: “Te voy a quitar todos los juegos por una semana entera!”.Todos, y principalmente el niño, sabemos que esto no va a ocurrir. No vas a poder aplicar esa penitencia, entonces tu palabra pierde credibilidad. Como dije se trata de una quita de privilegios, por ejemplo: “Te quedas sin postre”, “Un día sin TV”, “Sin amigos esa tarde”, etc.

También la penitencia debe ser clara, es decir con horarios y lugares específicos. El niño debe saber bien qué ocasionó su penitencia, como así también cuándo comienza y termina y qué implica. La severidad debe guardar relación con la transgresión del chico y no con el estado emocional de los tutores.

La penitencia debe ser explicable. Una penitencia sin explicación de un adulto no tiene sentido, es necesario explicarla, pero hay que evitar que el niño manipule a su favor esta característica. Muchos padres explican las penitencias innumerables veces y quedan enredados en ellas.

Por último, la penitencia debe ser firme, no puede ser removida hasta que se haya cumplido. Este ítem será fácil de cumplir si la penitencia es breve.

* * * *

Sugerimos la lectura de este texto a los adultos a fin de lograr coherencia en la aplicación de las penitencias. Puede ser trabajado con los chicos más grandes. No es necesario devolución

Deseamos compartir con Uds. algunas reflexiones hechas en familia y/ de lo trabajado en el aula:

  • “Las penitencias no son las mismas que pone la Seño como la de los padres. Los padres no te dejan ver T.V., salir en bicicleta, ir a casa de un amigo. A los más grandes los dejan sin celular y sin juntarse con los amigos” – 1er. Grado “A”

Otros grados:
  • Los límites son muy importantes…así crecemos en libertad y responsablemente”
  • … De los límites va a depender ser una buena persona”
  • ¡¡¡TODOS TENEMOS LÍMITES, los cumplamos!!!
  • Los límites son una forma de cuidado, afecto, respeto, amor …y  nos guían en la vida.
  • Con límites ¿quién dice que no cambiamos el mundo?
  • Para poner límites se requiere de tres pasos: se habla-se les recuerda-hay consecuencias.


Los chicos han trabajado con mucho entusiasmo. En algunos Grados aún hoy aparecen palabras que “acarician” y que “lastiman” (del tema anterior).

Los textos de Límites y Penitencia es un resumen de “Cómo poner límites sanamente y sin romper la armonía familiar”. Extracto del libro: DESCUBRIENDO MIS EMOCIONES Y HABILIDADES 2da. Edición de Lucas Malaisi.


¡FELICITACIONES FAMILIAS POR UN EXCELENTE TRABAJO!!