“CÓMO PONER LÍMITES SANAMENTE Y SIN ROMPER LA ARMONÍA
FAMILIAR”
“El límite es
definido como “Línea real o imaginaria que separa dos territorios”. Aunque
parezca raro, los límites generan
libertad, pues al precisar lo prohibido establecen también todo aquello permitido. Son absolutamente necesarios ya que organizan y crean una realidad,
generan valores, transmiten maneras
de ver la vida y vivirla.
Los límites necesitan
de algunas características clave. Han de ser: PREDECIBLES, UNÁNIMES, CLAROS, FIRMES, COHERENTES, FLEXIBLES Y
APLICADOS CON PACIENCIA.
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PREDECIBLES:
Es importantísimo
establecer rutinas y un orden familiar para que el niño sepa qué pasará si
transgrede el límite, y así se acostumbre a hacer sus tareas. Debe tener horarios bien cuidados y precisos
para cada actividad: despertar, desayunar, ir a la escuela, almorzar, etc.
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UNÁNIMES: Para poder poner límites con facilidad y
sin costo emocional (sin enojos) es necesario un acuerdo entre todos los
adultos: padres, familiares, educadores tanto en los límites como en las
penitencias y jamás desautorizarse
delante del niño.
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CLAROS: Los adultos deben tener las cosas en claro “a priori” sobre lo que está bien y lo que está mal
para establecer los límites..
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FIRMES:
Sin gritos ni enojos
pero con vehemencia en el tono de voz y con actitud seria. La firmeza enseña que el límite no es negociable. La vehemencia en
el tono de voz, en una mirada, un gesto… es más que suficiente sin necesidad de
gritos o golpes.
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COHERENTES:
Los padres deben tener
una conducta coherente con lo que piden. El niño aprende mucho más de lo que ve
que de lo que se dice. Es necesario
enseñar con el ejemplo.
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PACIENCIA:
La paciencia da tiempo
a que se incorporen y respeten progresivamente los límites. En este proceso, a
medida que descubren el mundo y sus reglas, los niños necesariamente cometen
errores. Ellos necesitan padres seguros
y tranquilos.
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FLEXIBLES:
Los límites deben ser
flexibles según pasa el tiempo: no es lo mismo un límite para un niño de 3 años
que el que le pondremos a uno de 7, de 10 o de mayor edad. Deben ser modificados a medida que el niño crece y gana autonomía.
Recuerden: Algunos niños necesitan verificar
que efectivamente el límite existe, y lo harán transgrediéndolo para ver qué
sucede. Aunque parezca raro, para terminar de poner el límite es necesario que
el chico lo transgreda y vivencie las consecuencias. Sólo así aprenderá que ahí
hay un límite.
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Trabajar primero el
texto los adultos, luego explicarlo a los chicos para dialogar posteriormente
sobre las siguientes preguntas. A partir del Lunes 26 se compartirá en el aula.
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¿Por qué son necesarios los límites?
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¿Cuáles son las consecuencias por transgredirlos?